Aquel elemento que alguna vez
fue tildado de “panacea” por la multiplicidad de usos que se daba en la
vida cotidiana, es hoy una sentencia de muerte progresiva, silente y
casi asintomática: la contaminación por “mercurio” ataca desde todos los
flancos y la peor noticia es que Margarita está rodeada y sus
habitantes no lo saben.
No se trata sólo de las baterías o pilas
desechables y la ausencia de centros de acopio y disposición final de
estos dispositivos, sino de cómo a través de amalgamas –que se siguen
retirando y desechando por desagües en centros odontológicos- dentales,
termómetros rotos, bombillos ahorradores y muchas otras fuentes,
diariamente los margariteños quedan expuestos al mercurio. La peligrosidad del mercurio radica en que
es un elemento incoloro, inodoro insípido, por lo tanto no pude
percibirse su presencia a simple vista o contacto.
Los síntomas de las enfermedades
causadas por esta razón pueden tardar años en aparecer, pero son
igualmente fatales. Y no es biodegradable; en pocas palabras: no hay
forma de destruirlo, deshacerlo o descomponerlo.
Pablo Cohen, capitán de navío
retirado y experto en toxicología, denunció recientemente ante el
Consejo Legislativo regional esta situación, la cual viene estudiando a
profundidad desde hace más de 20 años, a través de estudios particulares
efectuados en la Isla.
“Todos los centros odontológicos de
Margarita siguen trabajando con amalgamas cuyo mercurio va a parar a las
plantas de tratamiento, entre ellas la de Dos Cerritos, donde no se le
aplica ningún proceso para metales pesados y por lo tanto, se evapora
como el peligroso metilmercurio, el mismo que luego regresa a la tierra
al producirse precipitaciones”, explicó.
Los bombillos ahorradores también son
otra fuente altamente contaminante, ya que al no ser acopiados
adecuadamente, la liberación de mercurio en el ambiente es directa al
desecharse en los vertederos de basura, como El Piache.
De hecho, la Escuela de Biología de la
UCV alertó al país sobre esta situación en 2010, cuando a través de un
comunicado informó a la opinión pública que cada bombillo ahorrador
–facilitado por el Gobierno Nacional- contiene 5 mgr. de mercurio,
suficiente para contaminar 5 mil litros de agua.
Ese año se dijo que habían
sustituido 48 millones de bombillos, “según el anuncio oficial, los
cuales representan cerca de 250 kilogramos de mercurio metálico. Si se
cumple la meta estimada por el Estado, de una tasa de recambio de 50
millones de unidades cada 4 años, el impacto ambiental es de más de una
tonelada de mercurio cada 10 años”, indica el documento.
Mas a pesar de la campaña de ahorro
energético encabezada por esta medida, no se efectuó la creación de
centros de acopio y manejo de dichas lámparas, los cuales debían
entregarse en las sedes de Corpoelec, Mercal o Pdval para la disposición
final, lo cual no pasó de un enunciado gubernamental.
No obstante, la forma más peligrosa de
estar en contacto con este elemento es a través del aire, aseguró Cohen.
“Cada vez que se rompe un termómetro o un tensiómetro en el Hospital
Luis Ortega de Porlamar, los pacientes internados y las enfermeras,
principalmente, quedan expuestos en forma directa y constante, porque el
mercurio se aloja en la infraestructura y allí se queda”.
Trabajan con mercurio… ¡dentro su casa!
Sin duda, la principal manera en que
se propaga la contaminación por mercurio es a través de su venta libre
en las perfumerías esotéricas, en forma de cápsulas, conocidas
popularmente como “azogue”, principal insumo para practicar ritos de
brujería.
“Cada cápsula contiene 1,3 gramos de
mercurio, lo cual equivale al contenido de 500 pilas AAA. Quien enciende
velones con azogue para hacer algún ‘trabajo’ en su casa, no sólo está
contaminando el ambiente en su hogar, sino a toda la urbanización donde
vive. Y sus vecinos probablemente, no lo saben ni lo sabrán nunca hasta
que comience a afectarse su salud”, dijo Cohen.
Las personas afectadas por exposición
continua al mercurio pueden sufrir mayormente de problemas neurológicos,
ya que el efecto como eliminador de células es constante e
irreversible; por ello también puede causar autismo en niños que no
nacieron con esa característica, así como enfermedades hepáticas,
ópticas, auditivas y del sistema inmune, entre otras.
Por estas razones, el Programa de las
Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP por sus siglas en inglés)
mantiene grupos de trabajo ocupados en el estudio del manejo del
mercurio a nivel mundial, pero es necesario asumir local, regional y
nacionalmente posiciones y acciones para enfrentar este flagelo.
“En primer lugar, se debe prohibir la
venta libre de mercurio a nivel nacional. En segundo, eliminar la compra
de termómetros que los contengan, además de crear depósitos en tierra
firme (acá en la Isla sería un trasporte especial para llevarlos) y
almacenar los bombillos, las pilas y todos los productos contentivos de
mercurio, así como se hace con desechos tóxicos en otros países” sugirió
Cohen.
Concluyó el experto que así como se ha
buscado obtener mercurio y aplicarlo en la vida diaria, la humanidad
debe asumirlo como desecho y darle el tratamiento correspondiente, que
no es más que confinarlo, además de buscar alternativas para disminuir
sus usos.
Crisleida Porras
Vía El Este Noticias
No hay comentarios:
Publicar un comentario