Seis de los países biológicamente más diversos del mundo se encuentran en América Latina. Brasil, Colombia, Ecuador, México, Venezuela y Perú cubren menos del 10% de la superficie terrestre, pero contienen aproximadamente el 70% de las especies de mamíferos, aves, reptiles, anfibios, plantas e insectos del mundo. Sólo América del Sur posee más del 40% de la biodiversidad de la tierra y más de la cuarta parte de los bosques.
El Arrecife Mesoamericano es la barrera de coral más grande del hemisferio occidental. América Central, a pesar de cubrir sólo el 0.5% de la masa terrestre, contiene el 10% de su diversidad biológica. El 50% de la vida vegetal que se encuentra en el Caribe no se da en ninguna otra parte del planeta.
Estas impresionantes cifras, recogidas por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en su informe “América Latina y el Caribe: Una superpotencia en biodiversidad”, se encuentran en riesgo a menos que los gobiernos implementen iniciativas para preservar los ecosistemas.El Arrecife Mesoamericano es la barrera de coral más grande del hemisferio occidental. América Central, a pesar de cubrir sólo el 0.5% de la masa terrestre, contiene el 10% de su diversidad biológica. El 50% de la vida vegetal que se encuentra en el Caribe no se da en ninguna otra parte del planeta.
El objetivo del informe, que ha sido presentado oficialmente en cada uno de los países de la región desde diciembre del 2010, es “informar a las autoridades y a las empresas de América Latina y el Caribe (ALC) sobre las oportunidades y riesgos económicos involucrados en emprender actividades productivas que afecten la biodiversidad y los servicios ecosistémicos”. Para ello comparó los valores de las prácticas habituales no sostenibles, o business as usual, y el manejo sostenible de los ecosistemas.
El documento resalta la necesidad de conservar las más de 4,400 áreas protegidas en la región que cubren alrededor de 5 millones de km², de las cuales 22% son áreas marinas.
“Las actuales áreas protegidas y la conservación de los servicios ecosistémicos contribuyen a las economías de los países de la región a través de beneficios para la agricultura, las industrias pesqueras, la silvicultura y el turismo”, señala el informe. “Estos sistemas de áreas protegidas enfrentan diversas amenazas producto de la ocupación ilegal, extracción de madera, cambios hidrológicos, pesticidas, escorrentía de agroquímicos, incendio, erosión del suelo, caza furtiva y construcción de caminos, para nombrar sólo algunos”.
El informe enfatiza que los 18 países más grandes de la región destinan US$382 millones por año a las áreas protegidas, cifra que constituye el 55% del nivel mínimo de financiamiento requerido para operar programas básicos de conservación. Este déficit de financiamiento promueve las prácticas habituales no sostenibles en la mayoría de áreas protegidas.
Vía ecoportal.net
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